29 escalones

Hacia arriba o hacia abajo, nunca en el mismo escalón.

No se detengan a contarlos, no están completos, no podría mostrarlos todos en público.

El camino recorrido ha sido tan entretenido como interesante (mis pacientes saben que puede ser sinónimo de raro)  además considero que bien disfrutado. Me gusta pensar que me he atrevido a vivir con todas las consecuencias que eso involucra  He tenido muchos sinsabores que vienen seguidos del mejor néctar  que he probado y ustedes saben que amo comer.

Hoy no es tan atípico como los cumpleaños de la mayoría en #pandemia. No he tenido fiesta de cumpleaños desde la celebración conjunta de mi 4to aniversario y mi bautizo (sólo porque entraría a un colegio católico) dónde no pude romper la piñata y aún me vestían como una muñeca. Lo que más atesoro y aún conservo son las pocas ganas de peinarme de aquella época.

Dicho esto, no estoy acostumbrada a grandes celebraciones pero amo ir a la playa este día y hoy  no se pudo. Hoy me toca celebrar lejos del amor de mis padres pero cerca de un amor que suena familiar y me cautiva a diario.

Ustedes saben que no soy una optimista, estoy clara en que un año menos de vida es motivo de preocupación, sólo que hoy tengo ganas de celebrar que no me quedé con el “what if” y me atreví aunque dolió, me lancé en vuelo y tuve de regalo la vista, me enamoré y sufrí, me caí y a veces me volví a caer aún más hondo

Cuando mis pacientes vienen con ese: no se puede, quiero decirles que  yo lo sentí y también pensé que no se podía hasta que me valió el miedo y lo hice ( dejé de pensar) porque el miedo al éxito es el mismo miedo al fracaso y nadie tiene tanto tiempo como para dejarlo pasar.

Si bien sentir intensamente no necesariamente es la filosofía de vida de “la mayoría” y en algún momento (probablemente) tendré sosiego, me siento feliz de que todavía no llegue y aún me siga enamorando de cada vista, cada textura y cada experiencia que tengo la oportunidad de vivir.

El equilibrio llegará cuando la pasión no sea suficiente

Gracias por estar


Soy María Valentina Maldonado y estudié Psicología en Barquisimeto, después hice un postgrado en Psicología Clínica en Caracas (Universidad Central de Venezuela). Estudiar Psicología en Caracas fue todo un reto, pues vengo de una ciudad pequeña y no me sabía manejar aquí, sin embargo pude aprender mucho sobre los problemas más frecuentes de la mente humana: Ansiedad, depresión, problemas de pareja. También entiendo que la sociedad venezolana está atravesando tiempos difíciles y como psicóloga en Venezuela debo asumir la responsabilidad de colaborar en la reconstrucción de la psique colectiva. Enseñar a mis pacientes a combatir la ansiedad, depresión, incertidumbre y problemas existenciales ha sido muy satisfactorio. La Psicología en Venezuela y los psicólogos en Caracas tenemos una ardua labor para ayudar al venezolano a combatir la ansiedad.

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